En el proceso de escribir mi documento técnico, y al reflexionar sobre mis experiencias adolescentes en el ámbito de TI, así como la manera en que moldearon las vivencias que siguieron en mi carrera como adulto, he llegado a la conclusión de que es momento de perdonar a los abusadores y transgresores de mi vida, y de cremar el pasado.
A los seres humanos de esta Tierra que en algún momento se propusieron abusar de mí mental, física o intelectualmente; quitarme algo, limitarme, intentar sofocar mis ambiciones, pisotear mis derechos y dignidades, subyugarme de cualquier forma, por cualquier razón, a cualquier edad, en la escuela, en el trabajo o en mis asuntos personales,
Los perdono.
Actuaron movidos por su propia inseguridad. Eligieron verme como una amenaza para ocultar sus propias carencias, porque vieron mi potencial, o porque yo descubrí sus intenciones oscuras. Se suponía que debía confiar en ustedes, pero no fui yo quien los agredió. Yo soy, y siempre seré, la Bondad encarnada en el cuerpo mortal de un ser humano. Fueron ustedes quienes eligieron acercarse a mí con manipulación y degradación en la mente, mientras yo solo ofrecía apertura y honestidad. Esto me convirtió en un deber solemne de defenderme a mí mismo y proteger mi dignidad ante los individuos venenosos, depredadores y narcisistas psico-sociópatas que habitaron mi vida; aquellos que eligieron actuar con malicia y avaricia para lograr sus objetivos, sin importar a quién lastimaran. Elegí aprovechar el dolor y el sufrimiento que me causaron para volverme más fuerte, cada vez más consciente, motivado, determinado y —lo que más parecían temer— Yo Mismo: un estadounidense bilingüe y educado en el ámbito tecnológico.
A los Zachs, Richards y Micahs del mundo, a las Barbs, Carols, Maries y Marys del mundo, a los Mos, Roberts y Ranjeets del mundo; a sus secuaces; a la señora racista de la biblioteca y a los vecinos racistas que entraron en mi propiedad para destruir mis jardines, arrancar mis banderas y llamar a los bomberos con engaños para que irrumpieran en mi casa; al jefe de bomberos que lo ignoró; a los colegas que hicieron un juego de borrar mis pizarras de trabajo para intentar sabotearme (por eso tengo tantas fotos de todo mi trabajo); a la exsuegra que me dio comida para perros cuando lo único que hice fue quererla; a los maestros abusivos; a los violadores mentales y físicos; a los ladrones de propiedad intelectual; a los terroristas emocionales y psicológicos; a los acosadores de Cresco; y a la exesposa cuyas adicciones, robos, secretos y mentiras patológicas destruyeron los lazos y los dones del matrimonio; a quienes lastimaron a mis mascotas inocentes; a todos los imprudentes al volante que intentan poner en peligro mi vida y la de los demás a nuestro alrededor; a cualquier autoridad armada que actúe con abuso de poder, Los perdono.
Los perdono a todos porque necesitaban usarme. Necesitaban herirme a mí y a otros para llenar su contenedor de odio, porque vieron la oportunidad de enriquecerse a costa de otra persona, para tener éxito en un mundo que premia la corrupción; por sus familias, sus hijos, sus mascotas, sus maquinaciones. Algunos de ustedes incluso son CIOs, presidentes y vicepresidentes hoy en día, pero no son líderes, especialmente si la ganancia financiera o la fama es su única motivación. Yo soy un líder porque fui yo quien los influenció con el beneficio de mi poderosa mente, mi cuerpo vulnerable, mis esfuerzos originales y mi existencia auténtica. Soy un líder porque los moví a mirarse al espejo. Soy un líder porque buscaron quitarme, competir conmigo y tratar de minimizarme. Soy un líder porque nunca he necesitado quitarle nada a nadie, ni competir con nadie, ni rebajar a nadie para elevar a las personas a mi alrededor. Nunca, jamás he necesitado aprovecharme de nadie para cumplir mis objetivos. Mi propósito es ofrecer los dones que estoy vivo para generar.
Lo que ustedes eligieron hacer con los dones que me robaron sigue impregnado de mí, y yo siempre estaré allí. Seguiré generando mis dones por mi cuenta, y siempre estarán conmigo. Ustedes, los villanos, quedan perdonados y exorcizados de mi camino de vida para siempre. Elijo soltar sus cargas y devolvérselas ahora y siempre, porque no son deudas mías que deba pagar, y sus deudas ya no me pertenecen. Los perdono. Si vuelven a cruzarse en mi camino, será porque se esforzaron en hacerlo, y ya no seré indulgente. Todo lo que hicieron para lastimarme es otra historia de vulnerabilidad que convertí en superpoderes, y otra historia con la cual inspirar a otros en mis obras.
Eso es liderazgo.
Por mis propios errores y pecados, que se sepa que he expiado, he pagado en su totalidad y estoy en paz con todas las casas mucho antes de hoy.
Me despierto cada día, como siempre, agradecido y con la claridad de intención de hacer solo el bien, de contribuir, de enseñar, de aprender y de ayudar a las personas. Aunque ustedes no me acepten, yo los aceptaré. Mi luz es resplandeciente.